
Imagínate esto: entre noviembre y diciembre, el volumen de envíos se dispara entre 30% y 50%. Sí, casi la mitad más de lo normal. Y no hablamos solo de regalitos, sino de TODO:
Hoy en día, después del Buen Fin, todos queremos nuestros pedidos rápido. El comercio electrónico nos malcrió y ahora esperamos que las cosas lleguen casi por arte de magia.
Aquí es donde se pone interesante (y complicado):
El tráfico se vuelve un infierno. El Valle de México se convierte en un estacionamiento gigante. Lo que normalmente toma 2 horas, ahora son 4. Las entregas de última milla (ese último tramo hasta tu casa) se complican horrores.
Falta gente para tanto trabajo. Todos quieren contratar repartidores y choferes al mismo tiempo. La competencia por personal se pone feroz.
El clima no ayuda. En el norte del país, las lluvias y el frío pueden retrasar todo. Y luego está la neblina que de repente aparece y complica las carreteras.
Los amigos de lo ajeno andan activos. La carga valiosa atrae miradas indeseadas. Tener control de dónde está cada paquete, ya no es lujo, es necesidad.
La realidad es que en México, si quieres mover cosas de verdad, necesitas camiones. Punto. Pueden llegar a pueblitos donde no hay nada más, cargan cantidades enormes y son más flexibles que otros métodos.
Las rutas clásicas (Ciudad de México - Monterrey - Guadalajara) se saturan. Por eso muchas empresas ahora usan apps especializadas que conectan a quien necesita enviar con quien tiene espacio disponible. Es como el Uber, pero para mercancía.
.jpg)
Las empresas que la tienen clara en diciembre no improvisan. Aquí va lo que hacen:
Planean con meses de anticipación. Multiplican su inventario y tienen todo listo antes de que empiece el caos. Nada de esperar al último minuto.
Tecnología al rescate. Rastreo en tiempo real de cada paquete. Tanto tú como tu cliente pueden ver exactamente dónde anda el pedido. Se acabaron los "no sé dónde quedó su paquete".
Puntos de recolección estratégicos. ¿No hay nadie en casa? No hay problema. El paquete llega a una tienda cercana y lo recoges cuando puedas. Todos ganan.
Horarios extendidos. Algunos trabajan hasta más tarde o incluso fines de semana para sacarle la vuelta al tráfico de las horas pico.
Plan para las devoluciones. Porque sí, también hay que pensar en que no todo sale perfecto. Tener un sistema claro para devoluciones te salva de muchos dolores de cabeza.
Seamos honestos: en Navidad, una entrega que llega a tiempo vale oro. Un cliente feliz con su paquete no solo compra de nuevo, te recomienda con todo el mundo. En cambio, un paquete que no llega cuando debe puede significar una mala reseña que te persiga todo el año.
La gente en estas fechas valora sobre todo la flexibilidad. Poder elegir cuándo y dónde recibir sus cosas marca la diferencia entre una buena y una mala experiencia.
No dejes que diciembre te agarre desprevenido. Si tienes un negocio que depende de entregas, necesitas un plan sólido antes de que arranque la locura.
¿Quieres que tus envíos lleguen impecables esta Navidad 2025? Solicita una asesoría sin costo con nuestro equipo de expertos en logística. Te ayudamos a crear una estrategia personalizada para que tu operación funcione como reloj suizo, incluso en medio del caos navideño.